En esta amalgama de culturas superpuestas, de colonos e invasores continuos, la Ibiza hippie de finales de los sesenta habita entre nosotros, bien caliente. Aquel espíritu abierto y hedonista ha quedado inoculado para siempre. Este año se cumplen 50 años de MORE, la película de Barbet Schroeder sobre un amor libertario y cosmopolita en aquella Ibiza sin asfaltar y casas sin luz. Un idilio hippie de drogas y amor libre que lanzaba a los cuatro vientos el poder cósmico de este trozo de Mediterráneo al que todos quieren seguir viniendo para atravesarse y renacerse.
La película fue un artefacto valiente, sin ocultar las drogas y la cultura de sexo libre que latía entonces, en un metraje pleno de símbolos, ambicioso y maduro que El New York Times calificó entonces de “inteligente y graciosa, muy hermosa y muy romántica”. La cinta, sin actores conocidos, pero con la inyección musical de los Pink Floyd en pleno subidón mediterráneo, ha envejecido maravillosamente y es magnífico atreverse a especular con sus localizaciones, juegos de inteligencia y -también- con sus secuencias más débiles y momentos sonrojantes, que alguno también hay.