WOODSTOCK, EL FESTIVAL QUE INVENTÓ LOS FESTIVALES.

17 Abril, 2020

Mientras la guitarra de Jimmy Hendrix rompía el éter para llegar hasta los 400.000 pares de orejas congregadas en la enorme explanada del festival de Woodstock, en 1969, nacía un mito erótico para la historia. Entre barro y lluvias, la muchedumbre congregada superó las expectativas y los hippies terminaron por entrar gratuitamente y buscarse la vida para poder comer, como contaría después uno de sus organizadores, Michael Lang, en The Road To Woodstock

PAZ, AMOR Y MÚSICA

Pero en esta locura de música y LSD, de paz, amor y música, no solo nació el festival padre de todos los festivales, sino que cristalizó sólidamente la cultura hippie. Una cultura que hoy, 50 años después, sigue presente en las luchas humanas y ha ejercido una luminosidad clave para la sociedad contemporánea.

 

Aquel “be kind” de los Grateful Dead era el resumen de una nueva sensibilidad contracultural, libertaria y pacifista. Una herencia de los beatniks de GinsbergKerouac o el whitmaniano Gary Snyder. De ellos heredarían una revisión frontal al consumismo, preconizando una simplicidad voluntaria que iba desde la espiritualidad hasta el ecologismo. Muchas de sus hazañas serían descritas en The Electric Kool-Aid Acid Test de Tom Wolfe, recogiendo la anécdota de Ken Kesey y sus viajes psicodélicos. 

NATURALEZA, ECOLOGISMO Y LIBERTAD

El minimalismo de hoy, la cultura de la suficiencia, el consumo consciente y un acercamiento ecologista a la naturaleza y a la vida hunde sus raíces en aquellos veranos del amor y aquellas comunas, de las que la contracultura de la libertad ibicenca es también un ejemplo periférico.

 

Los viajes y una concepción nómada de la vida, junto a un igualitarismo entre géneros que revive la actual lucha feminista también comenzaron a fraguarse en aquellos días de drogas y decibelios en Sullivan County

UNA HERENCIA CON PREJUICIOS

Hoy, mientras el oportunismo trata de revivir al festival 50 años después, muertos Hendrix y Jerry Garcia, la herencia hippie de subculturas hedonistas y alternativas sigue siendo inmensa. No se entiende una cosa sin la otra, aunque el término hippie siga cargando con todo tipo de prejuicios peyorativos como aquella definición de Ronald Reagan: “Un hippie es un tipo con el pelo como Tarzán, que camina como Jane y que huele como Chita”. ¡Gracias hippies por tanto!